Incendio forestal

Verín, Yeste, Alto de Buey o cualquier lugar

El bosque va quemando, quemando su rostro

y el olvido va dejando, dejando atrás su estrella.

Hay cadáveres sin descomponer en la retina,

cadáveres que descansan bajo el polvo.

Bajo los restos está el naufragio,

bajo la tristeza, crece el problema.

Bajo la agonía muere la tierra.

La locura no tiene conciencia,

conciencia perdida por la estulticia

y la acción directa contra el fuego,

allá,

en la Serranía.

Las brigadas están luchando contra las llamas,

dejan su piel y las fuerzas.

En los rescoldos, la barbaridad.

Se queman las lágrimas por la tierra.

El tigre avanza en la lejanía

comiéndose la “Musa Verde” y la alegría,

mordiendo con aliento de fuego la Serranía.

Va talando cada árbol su cordura,

ha enterrado cada árbol su memoria.

El fuego devora el bosque encantado,

los rostros gastados y el viejo linaje.

El bosque va talando, talando su rostro

y el árbol putrefacto va dejando su huella.

Va quemando, quemando cada árbol,

va quemando su existencia.

Extendiéndose cada llama,

en cada lágrima,

en la noche,

al amanecer,

al Alba.

El abandono y la muerte de esta tierra mía.

El bosque se va quemando,

quemando por el abandono.

El abandono lo va quemando todo,

quemando por avaricia.

La avaricia va avanzando, arrasando,

quemando esta tierra mía.

Y la tierra va muriendo,

se va quemando cada día.

04 de Agosto de 2017

Luis de Laos.