Estoy sentado en una terraza
disfrutando de una bonita visita,
gorriones.
Hacía tiempo que no veía tantos.
Tengo a mi alrededor unos veinte
rebuscando comida entre las mesas
píando y dando saltitos.
Me fijo que uno anda raro,
cuando picotea en el suelo
alza la pata derecha
como si le molestara.
Otros se pelean por un trozo de pan.
Les lancé un trocito de queso a una hembra
y se lo arrebató una compañera
en pleno vuelo.
Tengo un gorrión a mi lado
desperasitándose en la arena,
un bonito espectáculo.
Extiende las alas, se hincha
y se revuelve
dándose un baño de arena.
Otro está a mis pies rebuscando
y obtiene su premio.
Y la terraza de este bar se llena de gente
que ignora a estos nobles pájaros.
Beben, hablan, fuman,
vuelven a beber y continúan hablando
y estos vuelan para no ser pisados.
Son animales maravillosos
que nos acompañan desde que el hombre es hombre
y están en peligro por nuestra propia inconsciencia.
Vuela, vuela y huye de nosotros.

09 de Agosto de 2018
Luis de Laos.