“Guardaré en mis ojos
tu última mirada”
Miradas
que se cruzan en mi camino
Miradas tras una ventana
Miradas que miran más allá
Miradas que hablan
Miradas que no dicen nada
Mirada vacía, mirada cansada
Ojos que no mienten.
La mirada de un viejo niño
que perdió en el horizonte toda esperanza
de recuperar la inocencia de su infancia;
la mirada de un niño que acaba de llorar.
Miradas que se entrelazan
tras la cristalera de una parada
cómplices y llenas de deseo
de quien está aprendiendo a amar.
Mirada cansada que no ve el final
del día
para poder desaparecer entre las sábanas
y esperar que pase otra noche más.
Mirada del quien espera el abrazo
que le ofrezca el descanso y el aliento
para continuar.
Sentimientos que se cruzan con mi torpe caminar.
Miradas desde los bancos del parque
que se muestran alegres
que se ríen conjuntamente
que beben, miradas que cantan,
que piden, miradas que sonríen,
que sienten, miradas que lloran.
Miradas que lucen tristes
Miradas que no saben hacia donde van
Miradas perdidas, superficiales
ojos grises, sus lágrimas me atrapan.
Cuéntame donde vuelan tus ojos
para yo poder aterrizar allí
alcanzarlos y besarlos.
Muéstrame el camino donde se pierden tus pensamientos
para ir yo detrás,
tropezar con tus ojos vidriosos
y poderlos auxiliar.
Quevedos en las paradas
Sentimientos tras las esquinas
Ojos de mirada truncada, de vieja cansada,
de sufrida convivencia, de juventud gastada.
Miradas jóvenes, alegres,
ojos juguetones, seductores, pasionales.
Fanales que dicen mucho y no ofrecen nada.
Las miradas que todos los días se cruzan
en mi torpe caminar.
Y vuelvo a mi morada
y mis tristes luceros se encuentran
con el niño que nunca quiso cambiar.
El niño cansado de tanto correr
hacia ningún lugar.
Miradas, miradas, miradas.
Miradas que se cruzan en mi camino
miradas que tropiezan con mi torpe andar.
27 de Agosto de 2016