El Poeta es un príncipe, gran señor de las nubes,
cuya casa es el viento, que no teme al arquero;
desterrado en el suelo, entre el vil griterío,
sus dos alas gigantes no le dejan andar.
Charles Baudelaire. El Albatros ( Las flores del mal )

Las montañas de la locura ( Soliloquio solitario )

Si me esperas en la escalera entre pláticas.
escuchando historias que nunca se recitaron.
No importa nada más, como el tiempo entre las letras.
El mundo te olvidó y te dejó pasar,
y dormías entre libros ausentes de máscaras que nunca guardaron.
Diriges tus pasos, escaparates, observando.
Guiando tu monólogo, sordo, al viento baila.
¿Que soñarás?
¿Que los niños se equivocan mientras juegan a la pelota?
¿Que la primavera desaparece y las flores no florecen?
¿De que hablarás?

Hablar, hablar, hablar y hablar
pero callas y no me miras.
Equidistante entre la maleza
de tu triste jardín.
Un poema que sale de una noche sin fin.
Pláticas, pláticas, pláticas.

Soliloquio amargo de ciegos y mudos.
Entre las flores del mal que acechan-persisten
Paseantes de la noche, taciturnos.
Enemigos constantes de las leyes, insisten.

Y el poeta cansado de tantos monólogos
paseante entre las sombras.
Mira los ojos de la gitana,
verdes, negros o azulados.
Nunca se fija en la sombra.
Ojos que le evaden de la abulia.
Abulia, tedio, cansancio.

Abandonar las montañas de la locura
y del laberinto que nunca volé,
es ahora una nota viva sin perdón.
Funeral
Lánguidas visiones en lúgubres entretelas
de nichos llenos que jamás velé.

Es la muerte de la poesía
Arena seca de un terrón,
fotos de una imagen,
mi funeral.
Epitafio innecesario
fue dibujar tus labios con mi boca,
entre las flores del mal
recorrer tus ojos con mi mirada,
le petit mort
y sentir tu piel con mi cuerpo.
Soliloquio solitario

Le petit mort
será abandonar las montañas de la locura.