Bésame los pedazos destronados,
la sonrisa de una mujer gastada,
y suéñame en mil caricias.
Si escuchas la comisura de mis párpados
y bailas el vals de mis labios,
mientras espera la inmediatez,
moriré en esta tierra de peces y extraños.
Abrázame mientras las luces se apagan
y siénteme como un extraño en el Paraíso.
¡Un English man en Nueva York!
Y no me digas nada
mientras me gritas a la cara.
Por esto escribiré mil palabras
y no seré lo que venga después.
Quizás cante una canción de Doctor deseo,
como un English man en Nueva York
silbando un poema destronado,
sobre una lágrima seca
que bañaba los rayos de Marte
un día de tormenta.
Abrázame,
como si lo hicieras un noche lluviosa de verano.