Banderas negras, harapientas

Fuimos héroes sin heridas

en una guerra sin batalla

donde los guerrilleros huyeron

por la puerta de atrás.

Mientras ganábamos terreno

las trincheras se derrumbaron

y entre los escombros humeantes

murió la libertad.

Fue un quince de Mayo

ese día comenzó la batalla

y perdimos la ciudad

ganaron en los barrios

los hijos del capital.

¿Y que ganamos nosotros?

Ganamos atomización

perdimos la esencia

y nos dejamos llevar por la corriente

por la deriva de nuestra propia frustración.

Fue un quince de Mayo

cuando perdimos la batalla

pero sigue habiendo banderas negras,

harapientas,

que serpentean con firmeza

en los barrios, en la ciudad

entre los escombros de la barricada

esperando volver a ondear.

Y nadie, nadie,

las debe olvidar.

Lo terminé después del encuentro del libro anarquista

Luis de Laos

09 de Diciembre de 2016

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