Marrón y Azul

Madrid se ve marrón desde cualquier lugar

Marrón es el cielo de Madrid

donde se perdieron las huellas

que el aeroplano dejó en el firmamento

de luminoso azul.

Llueve en la ciudad

y deja los restos del barrizal

que en el techo flota

de esta sucia capital.

Negra ciudad llena de vida,

en cada esquina de tu solar en venta,

lucen los náufragos el egoísmo

que un día quisieron volar.

La bailarina que callejea

-mientras danza buscando algún oscuro portal

donde cobijarse de la tristeza que viene a buscarla-

devora la alegría que viajó con el calor estacional.

Septiembre no es azul en sus parques.

Los niños comienzan a dejar atrás

las huellas de la trayectoria magistral

de las hojas perennes de los abandonados bosques,

arrastre de sus pies abatidos por el tiempo.

Madrid se ve marrón desde cualquier lugar.

Las asambleas lucen las calles

para que, en cualquier momento, crezcan las flores

y en las plazas se proclama el baile libre de los mortales.

Negra ciudad llena de vida,

los arrabales quieren ser silvestres

y deshacerse del collar que les aprieta.

En las plazas crecen alas

que agitarán el viento de libertad.

Vuela alto el gorrión buscando el cielo azul

vuela bajo el cuervo buscando que comer.

Madrid se ve marrón desde cualquier lugar

aunque se que su cielo siempre brilla azul

como el horizonte sobre el mar.

Azul es el fondo de los barcos

que ningún hombre se atrevió a televisar

porque sentía el amargo rechazo

de los náufragos que navegaron en el mar.

Madrid naufragó en el azul de tus ojos.

Septiembre es un mal mes para pasear