Ese fui, soy y seré
No me apetece contar un cuento poco creíble, ni una historia increíble donde soy un antihéroe que ha vivido una vida durísima y que lucha diariamente por sobrevivir.
Sólo soy un antiguo delincuente callejero que robaba corazones en los callejones oscuros de un barrio obrero. Abandonado por sus propios habitantes, destrozado por la heroína en los años 70 y 80 y que le siguió una época aún más oscura entre pastillas, discotecas nocturnas y afterhours del Madrid de la ruta del bakalao. Donde unos vende obreros destrozaron el futuro de aquellas almas perdidas e inundaron las calles de Sin futuro y Oscuridad, seguidos por unos canallas que vendieron una falsa Esperanza para terminar de destrozar la vida de quien confió en ellos, inflando y pinchando un globo que jamás debió crecer.
Mis amigos y yo nadamos por un río revuelto con turbias olas que iban y venían arrancando la esperanza de sus alegres corazones.
¿Cómo explicar quien soy?¿Porque debo hacerlo?
Un corazón cicatrizado
que huye del presente
y que viaja a ninguna parte
para llegar al final de su viaje
junto a su dulce Julieta
de tez rosácea y de ojos pequeños
que iluminan diariamente
entre los alti-bajos de mi podrido corazón.
En esta soledad, acompañado
por un viento huracanado
y que dulcemente habita
junto a mi musculo acorazado
como una amapola vuela en el campo
y se posa en el suelo
luciendo el palpito
que el cielo le quiso robar.
Mis amigos ¿Dónde están?
Si lo supiera lo diría, estaría junto a ellos.¿Alguna vez los tuve o fueron producto del imaginario colectivo?
Bailamos, bebimos, reímos y lloramos por caminar nuestras propias vidas, donde solo hablaban las miradas y la risa era nuestra única esperanza. Y allí se quedaron entre risas, litros, cubatas y olvido.
Nos bebimos hasta el agua
que los aires de esperanza
dejaron atrás de nuestras espaldas
y sobre las macetas que un día rompimos
olvidándolas después de vaciarlas
y llorarlas.
Bailamos siempre que pudimos
unos toda la noche
y otros hasta el alba
de la semana siguiente
en oscuras discotecas
donde ni dios era consciente
de su propia mirada perdida.
Jugamos siempre que pudimos
con nuestros propios miedos
y siempre que perdimos
nos levantamos hasta volvernos a tropezar.
Hicimos hogueras con nuestra propia alegría
corrimos siempre huyendo
de nuestra propia policía.
Conseguimos que el vacío
que nos absorbía
se llenara con la alegría
de nuestra inocencia perdida.
Dejamos que la vida fuera un carnaval
donde nada y todo cabía
donde las lágrimas eran de pena y alegría
donde nuestras vidas eran un vendaval
donde cualquier rostro
era la esencia ganada
de una nueva amistad.
Cualquier sonrisa tenía perdida
su altiva aura si no se dejaba llenar
por nuestra esperanza dormida.
Cada domingo fue otro carnaval
donde reímos hasta llorar
y jamás nos dejamos llevar
por el amanecer que no quiso llegar.
Nadie pudo con nosotros en ninguna absurda pelea, nadie jamás pudo olvidar nuestros puños volando hacía ningún lugar y hacia todas partes.
Sólo fueron peleas callejeras
donde volaban los pájaros
y lo vasos se rompían
en cualquier cabeza adormecida
por el agitar de nuestros brazos
por evitar ser destronados
de nuestro pequeño espacio.
Con nuestros tobillos
de tipos casi indigentes
atados en piedras
como claveles que se agitan
contra el viento invernal.
Dejamos de volar alto
para aterrizar en el desalojo
de nuestro propio futuro
con agujeros en los bolsillos
Vacíos y sin un grano de arena
que nos devolviera la vida
que nos diera la libertad
que rompiese los grilletes
en esta absurda sociedad.
Fuimos ficticios actores
de nuestras peleas
de nuestros arrebatos
de nuestros miedos
de nuestros guantes robados
de nuestro propio fracaso.
Sólo fueron peleas
contra nosotros mismos
contra todo
contra nada
y contra nuestra propia existencia salvaje.
¿Cómo explicar quien fui y quien soy ahora?
Si me miras a los ojos
sabrás quien es ese niño que llora
quien es ese hombre que ríe
y porqué seré ahora,
ese hombre que vivirá
como una rosa en tu jardín
habitado por tu sonrisa
y por tu dulce mirada.
Si me miras ahora
podrás ver quien fui
quien soy
a cada paso que doy
y quien no seré
si me pisas.
1 de Diciembre de 2016
Luis de Laos.