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El paria 

Tu eras el desierto que ardió alguna vez

aquellas noches de invierno en un sucio taller.

Fuiste el hechizo y la luz que ruge brillante

en los ríos y en las calles, cada atardecer

Madrid no quiso adoptarte, no quiso abrazarte

y ahora eres lo que recorre sus calles.

Y te vi correr, te vi volar, te vi soñar

en esa calle, en ese lugar.

Tu eras el desierto que empezó a florecer

por la caída de la primera lágrima

aquella noche de domingo, en un mes de Abril.

te vi volver, correr, volar, soñar.

Tu eras un paria, un sin techo

que admiraba la tierra que le vio nacer

fuiste abandonado por aquellos por los que luchaste

en aquel turbio despacho.

Luchaste por ella, guerreaste hasta reventar

y fuiste derrotado, fuiste un caído más.

Un caído en vida,

en aquella derrota mal parida

que le arrebataron su alegría

que le robaron su libertad.

10 de Agosto de 2016

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