Agosto


Noche calurosa

La noche en Carabanchel se ve muy distinta a la de Madrid

se ve con ojos de obrero

cansados

llenos de lucha y dignidad

de tiempo perdido

y juventud agotada;

cómo en El boulevard de los sueños rotos.

He perdido.

He perdido algo y no sé qué es.

Quizás sea el resplandor nocturno

o el candor del cielo estrellado

en esta noche de Agosto.

He perdido.

He perdido algo y no sé qué es.

No se ve igual la noche desde unos ojos vendados

ni se siente igual el aire que la agita.

El olor de la calle se impregna en la piel

y el calor humano derrite el asfalto.

La noche, arropada por el Smog

abraza el sueño del fracaso

y espera de nuevo un nuevo amanecer

que se deje ver desde los ojos del obrero;

cansados y llenos de lucha

de tiempo perdido

y dignidad revalorizada.

¿Perdía algo en tu corazón?

He perdido,

he perdido algo y no sé qué es.

Noche calurosa del 15 de Agosto de 2016

Luis de Laos.

Agosto


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Las lechuzas nocturnas
de
aquellas noches de Agosto

Sobre aquellas noches pasadas

En aquellas noches pasadas, noches de Agosto,
grageas nocturnas cayeron sobre sus labios,
cápsulas que acapararon de chalanes sin escrúpulos.
Entiéndelo si cada vez van más ciegas.
Perdónalas si no quieren ver lo que no entienden,
es el efecto narcótico de sus viejas alas nocturnas.
Jóvenes lechuzas que buscaron su rastro
sin su cuerpo volaron sobre sus alas.
Y gozaron sus sueños,
todas sus frías noches de Agosto.
Orgía asexual fueron sus noches de hadas.
Volaron sin cordura, sin sentido.
Fueron lechuzas nocturnas,
de aquellas noches olvidadas de Agosto,
que no pararon de buscar.
No tienen recuerdos
-no vieron que el cielo era azul-
fueron tiempos enfermizos,
seres dolidos que soñaron con un blues.
Que aleteaban entre los muertos,
animando a los esqueletos danzantes
fue la fantasía de nuestros sueños.

Fueron lechuzas nocturnas,
que se contaminaron de pasiones en las noches de Agosto,
y que no paraban de planear.
Ese vuelo constante, esa falsa voluntad.
El frío de sus ojos.
Una a una.
Una a una, las lechuzas volaban.
Una a una las grageas danzaban.
Volaban su danza febril
que alucinadas quebrantaron las noches fantasmagóricas.
Sudores que llevaban al delirio.
Girando alrededor de una falsa amistad encanutada.
Intentaron evadirse en un sueño adulterado,
siempre al son de los tambores.
¡Bailaron!
Redobles eléctricos,
que impulsaron sus caderas
y danzaron.
y los redobles sonaron escépticos,
rugieron.
Fueron las llaves que las encadenaron en galeras.
Lechuzas nocturnas que no buscaban presa y soñaron.
Animales sonámbulos sin ninguna dirección, entre cadenas.
Ellas volaron.

dowl

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