Poema


HECES

A todos esos tipos, a los que fomentan esta mentira.

Hipnotizando a los mendigos
y apelando a la misericordia
regalando un poco de nuestra gracia,
daremos con nuestras migajas.
Ciegos los necios de su bendita elocuencia
resucitaran las mentiras del sistema,
apelaran a la Sensatez de su no inteligencia.
Fomentando la desgracia social,
cegando la realidad racional.
representando el ego personal,
creyéndolo veraz.
Teatralizas lo irreal, burlándote del miedo,
amortizando tu verdad,
falseando lo evidente,
mintiendo a voluntad,
aprovechando lo reciente.
Sacándole provecho y mintiendo a la gente.
Apoyándote en los necios, que no ven más allá de su osadía
explotarás su “intelecto”, sacándole fruto.
Ante esto sólo grito……. ¡MIERDA!
¡Sólo mierda!
¡Nada más que mierda!
¡La mierda nos rodea!
¡Mierda, mierda y mierda!
Se me llena la boca.
¡Solo escupo heces!

10 de Noviembre de 2011

ELLA – SUS OJOS
(Carta de un condenado)
“Sueño que algún día me mirarás a los ojos y tendremos que separarnos y comprobar lo bueno que fue soñar juntos….

Paso las horas mirándote a los ojos.
Ojos negros de dulce pasión.
Dulce mirada de terciopelo negro.
Es que pierdo el tiempo mirándote a los ojos.
Ojos negros de mirada inquieta.
Que noche tras noche me penetran.
Y ocupo las noches soñando con ellos.
Ojos dulces de color miel.
Que día tras día me alimentan.
¡Y el tiempo que sueño deseando tus ojos!
Ojos dulces de viva pasión.
Volviéndome loco, tus ojos.
……
Y miré a través tuyo
Y te quise explicar lo que desde allí ví……
¡Me ignoraste por completo!
Que la ruina se encuentra en el purgatorio, mi tiempo.
Mi locura, mi dueño.
Llámame loco por tener una esperanza.
Vivir con la gente, sin tortura, empeño.
Porque la competencia siempre ha sido mala consejera.
Quise ver a través de tus sueños
Y, aunque no quisiste, te explique lo que vi dentro.
Mi tiempo, mi locura y tu sueño.
…….

Caminando entre las flores, dibujaré tu figura con los pies.
Tumbado en los balcones, soñaré con volver a verte.
Volando entre las nubes, intenté abrazarte.
Intentando soñar, dibujé tu pelo de mil colores.
Cuando pasé por tu lado y sentí tu perfume, me eché a volar.
Rocé tu pelo con mis dedos, pude alucinar.
Bebí de tu vaso, para poder sentir tus labios.
Te cogí de la mano y olvidé escribir.

….Vexilla regis prodeunt inferni… Ya avanzan las banderas del infierno”

El Otoño.

Sobre el suelo mojado caen hojas
para el eterno renacer de la vida.
Las flores marchitas, irradian belleza.
Las plantas otoñales crecen con fuerza, despiertan.
Sobre una almohada mojada duermen las esperanzas,
crecen las sombras, los pesares y las dudas.
El Otoño acecha, se acerca, te acosa.
Manan lágrimas en tu corazón,
inundando el alma, apagando la pasión.
Sobre el suelo mojado sucumben hojas
vive la tristeza y crece la amargura.
El Otoño ¡Ay de ti!
Me abandonas, te alejas.
dejándome solo ante la miseria.
alejándote para reaparecer,
pero no te pienso negar,
me gusta cuando lloras,
cuando mojas la hierba, los campos, los coches y las calles.
Porque me das vida, me das esperanza.
Porque me mandas el mensaje de la resurrección, el resurgir de la vida.
Del próximo y constante renacer.
De la belleza de tu perecer,
saco la pureza de nuestro sucumbir,
para alzarme con la mayor de las fuerzas
para sobrevivir en la proximidad de mi Invierno.
Sobre el suelo mojado caen hojas.
Flores marchitas,
Ojos tristes, emergen las sombras.
Sucumben hojas, renace el corazón.

Acechando-en-otoño

El Poeta es un príncipe, gran señor de las nubes,
cuya casa es el viento, que no teme al arquero;
desterrado en el suelo, entre el vil griterío,
sus dos alas gigantes no le dejan andar.
Charles Baudelaire. El Albatros ( Las flores del mal )

Las montañas de la locura ( Soliloquio solitario )

Si me esperas en la escalera entre pláticas.
escuchando historias que nunca se recitaron.
No importa nada más, como el tiempo entre las letras.
El mundo te olvidó y te dejó pasar,
y dormías entre libros ausentes de máscaras que nunca guardaron.
Diriges tus pasos, escaparates, observando.
Guiando tu monólogo, sordo, al viento baila.
¿Que soñarás?
¿Que los niños se equivocan mientras juegan a la pelota?
¿Que la primavera desaparece y las flores no florecen?
¿De que hablarás?

Hablar, hablar, hablar y hablar
pero callas y no me miras.
Equidistante entre la maleza
de tu triste jardín.
Un poema que sale de una noche sin fin.
Pláticas, pláticas, pláticas.

Soliloquio amargo de ciegos y mudos.
Entre las flores del mal que acechan-persisten
Paseantes de la noche, taciturnos.
Enemigos constantes de las leyes, insisten.

Y el poeta cansado de tantos monólogos
paseante entre las sombras.
Mira los ojos de la gitana,
verdes, negros o azulados.
Nunca se fija en la sombra.
Ojos que le evaden de la abulia.
Abulia, tedio, cansancio.

Abandonar las montañas de la locura
y del laberinto que nunca volé,
es ahora una nota viva sin perdón.
Funeral
Lánguidas visiones en lúgubres entretelas
de nichos llenos que jamás velé.

Es la muerte de la poesía
Arena seca de un terrón,
fotos de una imagen,
mi funeral.
Epitafio innecesario
fue dibujar tus labios con mi boca,
entre las flores del mal
recorrer tus ojos con mi mirada,
le petit mort
y sentir tu piel con mi cuerpo.
Soliloquio solitario

Le petit mort
será abandonar las montañas de la locura.

TROVADOR

El trovador que te acerca a la palabra.
El soñador que te muestra la impaciencia,
abre tu mente a golpes de pincel.
Ocupando tus sueños en una noche de invierno.
Rescatando el carácter de lo humano,
cantando al son de las golondrinas.
En una fría mañana de verano.
Rompiendo los muros de la inconsciencia,
usando la palabra como cincel.
Y llevándote al mundo de la Utopía,
en un delirio de fábula.
Sirviéndose de la inteligencia colectiva
para librarte de las cadenas.
El fin de un juglar que anhela la canción.
Risueño por tu sonrisa,
será feliz hasta el ocaso de su corta vida.

ASL 2013

21 de Febrero de 2013

Averno

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Si el sol de invierno calienta a medias tintas
me iré de tu auxilio sin un adiós.
Por eso bésame y llévame a la cama,
o mejor quédate donde estás
¡Que te sienta lejos de mi!

¡Y eso te sienta tan bien!

Es una afirmación negativa
que violenta las pesadillas del niño,
las noches que se moja de frío sudor.

Al viento van los retazos del invierno,
al compás de un nuevo amanecer.
Y florecen piedras en el solado
que dejan al hombre caer.

Y nada cambia mientras me abandonas
si solo malgastas tu risa
con una lágrima viva de vida.

Siempre ocurre en las frías noches de invierno
cuando te ahogas en mis malos hábitos.
Es una idea en ciertos aspectos irrecuperable
-esperando a ser desenterrada-
Tampoco es un pensamiento amable,
que conmueve a los sádicos,
en los oscuros huecos del averno.

Inténtalo de nuevo, nunca será el final.
Aunque te despidas,
siempre tendrás otra oportunidad
Te apasiona el adiós y el hasta siempre
y nada cambia mientras me abandonas,
si solo malgastas tu sonrisa
con una lágrima secada en sal.

Oscura noche de invierno.
Meditabas, el olvido.
Otra estación que ha pasado,
en este frío y tormentoso infierno.

Lugar de castigo eterno

Averno: Lugar de castigo eterno. Infierno.

Averno: Lugar de castigo eterno. Infierno.

¡Nadie dispara a Santa Claus!

Y se fue sin sonreir,
esos verdes ojos y cara desgastada
que la noche marchitaba todas las lunas de domingo.
Cruzó la calle sin girar la cabeza
y nunca dijo adiós,
ni siquiera hasta pronto.
No supe si se marchó siendo féliz,
o si quiso no mirar atrás
por la simple razón de no pensar en ello más.
Llegué a estar astiado,
soñando con su reclamo
y con mil preguntas sin respuesta.
Y me despedí de ella,
desde mi agonía.

En aquel acto destructivo
pudo entregar su corazón en llamas.
Fue un hecho de auto-afirmación.

¡Nadie dispara a Santa Claus!

Salvo un valiente
bajo el consenso de los hombres y mujeres libres.
Lo nombraron propaganda por el hecho,
en esa casa de la Gran Vía,
bajo el sueño esperanzador de la masa alienada.
Saludando y vitoreando,
bajo el influjo de la ilusión programada.
Nadie ofrece su corazón a la muerte
si no es bajo el influjo de la esperanza del amor.
Pudo entregar su corazón en llamas
pero disparó a Santa Claus.

Y se marchó,
eso hizo.
Cruzó la carretera, giró dirección sur
y la perdí de vista.

Nunca supe el porque de su enfado
y me dejó solo con mi abstracción.
Dibujando un cuadro en mis pensamientos
con la figura inerte del fusilado.
Su sangre inmóvil deslizándose por la tela.
Y su colgante, con la figura de la fugitiva,
arrancado de su cuello.
Solo su recuerdo,
una cosa de aquel día.

¡Nadie dispara a Santa Claus sin su permiso!

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Las máquinas de la muerte

El bosque

Como suena un bosque cuando cae al suelo, vencido por una motosierra.
¡Que triste melodía!
Y el sonido del avance de los gentiles borrando el rastro de las hormigas,
arrasando cualquier avance natural.
Demoliendo las montañas de la esperanza,
avanzando por las cuevas de la mentira,
devorando los frutos de la tierra,
esclavizando a la Pachamama.
Mientras, la codicia purga a los hijos del campo,
expulsándolos a la miseria de los sin tierra,
convirtiéndolos en parias de mi Pachamama,
ahogándoles en una tierra baldía,
de amor y alegría.
Como suena un bosque cuando cae al suelo, vencido por una motosierra.
Avanzan las máquinas de la muerte.
Emitiendo un grito silencioso, un grito de locura.
Estériles e impasibles avanzan las máquinas de la muerte.
Dejando a los hijos de la avaricia rebuscar en su inmundicia,
degradando la alegría,
rebajándola, destruyéndola, aniquilándola.
Como suena un bosque cuando cae al suelo, vencido por una motosierra
¡Ya avanzan las máquinas de la muerte!

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Bésame los pedazos destronados,
la sonrisa de una mujer gastada,
y suéñame en mil caricias.
Si escuchas la comisura de mis párpados
y bailas el vals de mis labios,
mientras espera la inmediatez,
moriré en esta tierra de peces y extraños.
Abrázame mientras las luces se apagan
y siénteme como un extraño en el Paraíso.
¡Un English man en Nueva York!
Y no me digas nada
mientras me gritas a la cara.
Por esto escribiré mil palabras
y no seré lo que venga después.
Quizás cante una canción de Doctor deseo,
como un English man en Nueva York
silbando un poema destronado,
sobre una lágrima seca
que bañaba los rayos de Marte
un día de tormenta.
Abrázame,
como si lo hicieras un noche lluviosa de verano.

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