Sonidos (Egon Soda)

Entre azules y rojos

es el ruido de los despojos

que abandonados yacen en el corazón.

Entre los bancos de los arrabales

un niño espera fumando

la sonrisa del dios Sol.

Entre los casos resueltos

y los pactos de Estado

la oveja muere

sin conocer la verdadera nación.

Son los sonidos del eco redentor.

Y así que suene el despertador

a la hora de romper los caudales

del río a punto de desbordarse

Amor enloquecedor

Así grite el ruiseñor

al arrancar a volar

por abrazar las nubes en el diluvio universal.

Locura transitoria de cualquier amanecer.

Los ricos son la batalla a punto de perder

y a los pobres les arrebataron la sonrisa mañanera

Su saber es la vida ganada

a cada paso pasado del anochecer.

Así sueña el corazón

al oír el sonido enriquecedor

de los pájaros cantando por desamor.

Sonora mi radio Egon Soda

Son los vatios insonoros de lo más chic.

El sonido embaucador de la no-imagen

entre bambalinas y pasos de baile.

Muere la creatividad

al no reproducir su música.

Mis oídos se enriquecen

al escucharlos otra vez.

Turbio es el ruido de la resaca

en las horas que pasan sin cuartel

sin vida, sin movida y sin la parca

que todas las noches vuelve a por mi.

Su sonrisa me acaricia la infancia

y me domina la esperanza

donde quiere el eterno morir.

Y las negras sombras de hombres

que quieren permanecer

en este mundo de idiotas

que beben hasta el anochecer.

Muere y vive sin cuartel.

Cualquier momento es bueno para decirlo.

Sábado de paseo, calor y compras.

Hoy no hacía mucho calor y por el camino había sombras que mitigaban la acción del sol.

Me cruzo con gente paseando, otras van en bici, muchas.

Hay personas sentadas en el parque riendo, bebiendo.

¡Que alegre es la vida en ese instante!

Pero apenas hay locos corriendo

¡Están locos estos romanos!

Pasé por el mercadillo de Aluche, con sus cánticos anunciando chollos y con el murmullo alto del ambiente.

¡Aquí es donde estaban los romanos!

Y la policía “controlando” el ambiente.

Cuando llegué a la estación del tren un joven andaba maldiciendo y “ladrando” por la tardanza del tren. Hay tatuados paseando su obra por la estación y este chico que seguía cabreado a pesar de que llegó su deseado vagón.

Vagón que estaba lleno de gente que irán a algún sitio pero que no llegarán a ninguna parte.

El centro de Madrid siempre está lleno de personas andando.

Siempre van a algún lado a consumir.

Me compré un libro de poesía de Marwan.

Si, también consumo, no soy ningún santo.

No «vendo» discursos revolucionarios, no censuro la vida de las personas para luego repetir esos clichés que tanto critican algunos pseudorevolucionarios. Que más que querer cambiar la sociedad temen que esta cambie y perder su discurso de barricadas y batallas.

¡Son peores que los burgueses y los capitalistas!

Volví a casa.

La vuelta fue más dura el sol me daba de pleno en la cara y no había sombras donde cobijarse.

Los abuelos ya no estaban en los bancos de ajedrez, solo un hombre que leía un libro acalorado y ya no había gente sentada en el parque. Sólo una pareja preparando un cumpleaños. Se les veía felices.

¡Que calor hacía!

Me hubiese parado en algún bar a refrescarme pero hace años que no lo hago por norma. Ya no me castigo el hígado ni el cerebro.

Llegué a casa, encendí el televisor y la misma mierda de siempre.

Bebo agua y me hago la comida.

¡Otro sábado más que sigue sin pena ni gloria!

10 de Septiembre de 2016

Para escapar de la tristeza

escribo sobre ella.

Pero para mantenerme feliz

pienso en tu sonrisa rosácea

en tus pequeños ojos

y en tu diminuta boca

10 de Septiembre de 2016

Septiembre

No se que escribir
no viene a saludarme la inspiración.
Si escribo es para hacerlo sobre lo mismo de siempre.

Es Septiembre,

un mes de reencuentros para unos

y para otros un mes más,

donde nadie se va voluntariamente.

No se marchan las hormigas del hormiguero

sin que la reina decida emigrar

y aún así, antes morirán en el intento.

Es Septiembre y no se que escribir

estoy aburrido de tanto esperar

que la inspiración me salude

¿Acaso existe o es una ilusión?

¡Pues la espero!

A que me diga sobre lo que debo cantar.

Que me coree al oído

la tarara que mis dedos bailarán.

¿Existe la razón?¿Existe?

A mi hace tiempo que me quiso abandonar

y no me dejó, no se marchó.

¡Eso creo!

O quizás jamás existió,

fue solo una ilusión.

Pero no deja de ser Septiembre

y este año es caluroso

demasiado para los pobres

que tienen que trabajar con este calor.

Septiembre y el fin del verano

empiezan las depresiones y las ganas de morir.

A mi no me puedes, Septiembre.

A mi no me ganas, Septiembre.

Porque siempre me has gustado

siempre te quise como al que más.

¡Quizás hoy!

En algún momento entre Agosto y Septiembre.

Las cenizas bailan en el aire

mientras la tormenta se aleja

sin dejar huella, sin relámpagos.

Sin tener que gritar al horizonte

que nunca volverá.

Quieres escapar de esta tormenta

dejar que las cenizas bailen

alejarte de esta pesadilla

sin tener que gritar.

Volver a tener ese sueño

que dejaste bailando en el aire

y que no se pudo renovar.

Los nervios que salen a correr

cuando nada cambia

y la trinchera se rompe

si no se deslizan tus caricias.

Donde la tristeza ganó la batalla una vez más

y el mundo se vuelve más que palabras,

una pesadilla sin final.

¿Que hacemos mejor que soñar juntos?

Y juntos empezaremos a volar

por la ranura donde escapa nuestro empeño

por la ruta donde planean los pájaros

de libre cantar.

Yo también, como tu, quiero escapar

de este mundo dantesco.

Tengo miedo y me cuesta combatirlo

aunque tengo la herramienta perfecta;

tu, nuestros sueños y las ganas de cambiar.

En algún momento entre Agosto y Septiembre.

Mi corazón palpita a cada momento
cuando paso cada página
de este libro sin letras.
Y allí estabas tu,
representada en ese poema.
En cada palabra, en cada coma,
en su melancolía.
En el acento de mi corazón.

No queda nada de inspiración
los pequeños detalles desaparecieron.
No queda nada en esta habitación
y se perdió la certeza de quienes soñaron.
Se acerca septiembre y el final del verano,
la vuelta al trabajo y a la rutina diaria,
eso mata la creatividad de cualquiera.
Ya no escuchas la sirena detrás de la trinchera
y rompes los barrotes que ocupan la frontera.
Frontera que limitan nuestros cardenales.
Barricadas en la sombra
barricadas mortales
Barricadas en los museos
o en todas las ciudades.
Barricadas abanderadas
Barricadas habaneras
negras banderas en los arrabales
Ya no queda inspiración, solo indiferencia.

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Madrid

Guardo en el calor de mis entrecejas

un corazón en duelo

y las espinas de un rosal.

Visto que al calor de mis entretelas

los actos son más que nuestras palabras

cuando tu sonrisa se convierte en amonal.

Y a medida que el sol se aleja de las plantas

y la noche ya no me alienta.

Mi corazón se parte en mil palabras

cuando la razón empieza a desaparecer.

Hoy los pájaros ya no cantan

porque la madrugada se ha convertido en anochecer

solo cantan tonterías nuestras palabras

que los pájaros jamás van a entender.

Como un guijarro entre las cejas

que quiebra mis entretelas

cuando tu no quieres avanzar.

Me vas a dejar decir

lo que no quieras oír,

me vas a dejar gritar

lo que no quieras escuchar.

Y si son palabras que quebrantan la mañana

las llenaré de amonal

para que no puedas parar la onda expansiva

y su mensaje rápidamente se extenderá.

Somos hijos de un horario

que cualquier día dejaremos de utilizar

y nos guiarán los sueños

que nos mostrarán como salir de aquí.

Nos alimentará el oxigeno de las plantas

que tiñen tus labios de carmín.

Al anochecer saldremos de aquí

los sueños no cesarán de fluir

y nos llevarán sin aliento fuera de Madrid.

Claudicaron los hijos de lo eterno

por verte sonreír.

Los cuervos siguen vivos en los cielos

en busca de los hijos del viento

que sueñan con cambiar lo que pudre tu jazmín.

Los buitres se alimentan de los restos

del naufragio que aquel Mayo quiso partir.

Encalló una noche de verano

porque tus restos no quisieron estar allí.

Y seguimos aquí, luciendo Madrid

queriendo encontrar el aliento

que nos haga vivir.

Y guardo en mis entretelas

un corazón ardiendo

y espinas de un rosal

que al calor de tu sonrisa quieren brotar.

29 de Agosto de 2016

Soy un chaquetón disoluto
Que roba tus besos
Todas las mañanas del año 
Un tipo a veces alegre
Y otras bastante bruto
Jamás cambiaré tus besos
por los más tristes versos
Ni tampoco cambiaré nada
de lo aquí vivido
Todo lo que hice lo hice
por que así lo he querido
y nunca me mostraré arrepentido
Viví los sueños
Viaje hacia ninguna parte
Viví sin dueños
Desde mi triste habitación
Perdí el sueño bailando
Caminaré mi presente peleando
Denunciaré la despedida gritando
Y bailaré tus ojos besando
Los niños del parque lo verán danzantes
Que los hombres yacen libres
Si sus ojos brillan siendo los príncipes en este verso

Laostiaputa bones [176x144]

Guardaré en mis ojos

tu última mirada”

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Miradas

que se cruzan en mi camino

Miradas tras una ventana
Miradas que miran más allá
Miradas que hablan
Miradas que no dicen nada
Mirada vacía, mirada cansada
Ojos que no mienten.
La mirada de un viejo niño
que perdió en el horizonte toda esperanza
de recuperar la inocencia de su infancia;
la mirada de un niño que acaba de llorar.
Miradas que se entrelazan
tras la cristalera de una parada
cómplices y llenas de deseo
de quien está aprendiendo a amar.
Mirada cansada que no ve el final
del día
para poder desaparecer entre las sábanas
y esperar que pase otra noche más.
Mirada del quien espera el abrazo
que le ofrezca el descanso y el aliento
para continuar.
Sentimientos que se cruzan con mi torpe caminar.
Miradas desde los bancos del parque
que se muestran alegres
que se ríen conjuntamente
que beben, miradas que cantan,
que piden, miradas que sonríen,
que sienten, miradas que lloran.
Miradas que lucen tristes
Miradas que no saben hacia donde van
Miradas perdidas, superficiales
ojos grises, sus lágrimas me atrapan.

Cuéntame donde vuelan tus ojos
para yo poder aterrizar allí
alcanzarlos y besarlos.
Muéstrame el camino donde se pierden tus pensamientos
para ir yo detrás,
tropezar con tus ojos vidriosos
y poderlos auxiliar.
Quevedos en las paradas
Sentimientos tras las esquinas
Ojos de mirada truncada, de vieja cansada,
de sufrida convivencia, de juventud gastada.
Miradas jóvenes, alegres,
ojos juguetones, seductores, pasionales.
Fanales que dicen mucho y no ofrecen nada.
Las miradas que todos los días se cruzan
en mi torpe caminar.
Y vuelvo a mi morada
y mis tristes luceros se encuentran
con el niño que nunca quiso cambiar.

El niño cansado de tanto correr
hacia ningún lugar.
Miradas, miradas, miradas.

Miradas que se cruzan en mi camino
miradas que tropiezan con mi torpe andar.

27 de Agosto de 2016

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